EL POLÉMICO CODIGO DA VINCI

Con más de 30 millones de ejemplares vendidos, traducido a 30 idiomas y con los derechos para la película en manos de Columbia Pictures, El Código Da Vinci es ya todo un éxito. La trama muestra cómo los protagonistas se ven envueltos en una aventura que los llevará a descubrir una verdad que podría desestabilizar a toda la cristiandad: El secreto de los herederos carnales de Jesús.

Muchos ven en el libro un serio atentado contra la iglesia cristiana, sobre todo la fe católica, pues se niegan o se tergiversan varias verdades de la tradición bíblica e histórica. Por ejemplo:
1.- Jesús no es Dios: Según el libro, los cristianos no pensaban que Jesús es Dios hasta que el emperador Constantino lo deificó en el concilio de Nicea del 325.
2.- Jesús tuvo vida marital con María Magdalena: sus hijos, portadores de su sangre, son el Santo Grial y los fundadores de la dinastía Merovingia en Francia (y antepasados de la protagonista de la novela).
3.- En el libro se habla de que Jesús y María Magdalena representarían la dualidad masculina-femenina (como Marte y Atenea, Isis y Osiris). Los primeros seguidores de Jesús adoraban una deidad femenina, cuyos indicios estarían ocultos en las catedrales construidas por los Templarios, en la secreta Orden del Priorato de Sión -a la que pertenecía Leonardo Da Vinci- y en mil códigos culturales secretos más.
4.- La Iglesia Católica, que habría sido inventada por Constantino en el 325, persiguió a los “tolerantes y pacíficos adoradores de lo femenino”, matando millones de brujas en la Edad Media y el Renacimiento, destruyendo todos los evangelios gnósticos que no les gustaban y dejando sólo los cuatro evangelios que conocemos, pero bien retocados. En la novela el Opus Dei trata de impedir que los héroes saquen a la luz el gran secreto: Que el Grial son los hijos de Jesús y María Magdalena y que el primer dios de los "cristianos" era femenino.
Todo esto se intenta vender como erudición, investigación histórica y trabajo serio de documentación. De hecho, en una nota al principio del libro, el autor, Dan Brown, declara: "todas las descripciones de arte, arquitectura, documentos y rituales secretos en esta novela son fidedignas". Toda la base "histórica" de Brown descansa sobre una fecha: El concilio de Nicea del año 325. Según sus tesis, antes de esta fecha, el cristianismo era un movimiento muy abierto, que aceptaba "lo divino femenino" y que no veía a Jesús como Dios. Sin embargo, la verdad es otra. Los cristianos siempre han pensado que Jesús es Dios y así figura en los evangelios y en escritos cristianos muy anteriores a Nicea. Por ejemplo, podemos leer cómo Tomás dice al ver a Jesús resucitado, en Juan 20:28:“¡Señor mío y Dios mío!”. También en Romanos 9:5, carta dictada por el Apóstol Pablo a Tercio en casa de Gayo, en Corinto, en el invierno del 57 al 58 d.C, dice: "...de ellos [los judíos] son los patriarcas, y como hombre ha surgido de ellos el Cristo, que es Dios, y está por encima de todo". O en Tito 2:13. "...esperamos que se manifieste la gloria del gran Dios y salvador nuestro Jesucristo".
Con respecto a María Magdalena, la Biblia no habla de ninguna situación que la empareje con Jesús. Sin embargo, en algunos manuscritos del siglo tercero, como el Evangelio de Judas, se deja ver que existía la creencia de que Jesús habría sido sólo un hombre y que su trato con ella habría sido más íntimo que con otros discípulos. Pero estos manuscritos son posteriores a las Cartas Paulinas, o los evangelios sinópticos (Mateo, Marcos, Lucas, Juan). Por lo menos fueron escritos 200 años después, lo que les quita autoridad. Se cree que muchas mujeres tuvieron un papel predominante en la iglesia primitiva, siendo incluso parte de grupos selectos, cercanos al mesías y luego, de los Apóstoles. El Código Da Vinci es una de las tantas y entretenidas historias, como el Caballo de Troya de J.J Benítez, que pueden hacer caer en dudas a los que no tienen sus ideas claras, pero que sin quererlo, nos impulsan a buscar en la Escritura la base a nuestra fe. ¿Qué tan firme está la tuya?

Fuente: Lavitrina Edicion N°157